20081201

Si el luto, como un embarazo, durara nueve meses, ya me sentiría bien y sostendría en los brazos mi corazón nuevo.

20081118

Heartbreak hotel


A veces no tengo ganas de leer. A veces sólo quiero tumbarme y que el tiempo pase sobre mí como un conjunto de estrellas olvidadizas. A veces en el polvo que el viento del norte levanta adivino toda suerte de nombres, menos el que quiero leer.


El camino rojo en el bosque del que alguna vez escribí ha desaparecido. Queda el sendero, pero de las piedras rojas que tronaban agradablemente bajo los pies sólo quedan migajas, esparcidas, sucias, al lado del camino.

A veces me siento como un hotel de paso abandonado. Las puertas rechinan y, prendidas de una sola bisagra, arrastran conforme la voluntad del viento. Las habitaciones son un paraíso para el polvo y las alimañas. Nada más triste que quinientas ventanas cerradas. Fantasmas deambulan, no arrastran cadenas, sino los pies; abandonados, olvidados por el mundo, no hallan descanso.

Pasan los autos. Pasan.

20081107

An end has a start




In the end
all you can hope for
is the love you felt
to equal the pain
you've gone through.

Editors, Bones

20081006

Placeres culposos


Esta semana en
Postsecret hay un secreto que dice (traducción simultánea):

Aunque tu corazón salvó la vida de alguien...
deseo que siguiera latiendo dentro de ti.


En la imagen se ve un joven alegre, mostrando los bíceps.

Frank, el administrador del blog, a veces incluye los e-mails que mandan los lectores de Postsecret y que podrían dar alguna especie de consuelo o apoyo. Bajo esta postal puso dos:

Alguien puede ver ahora a través de los ojos de mi mamá, Desearía que, en vez de eso, ella me estuviera mirando con ellos.

Su corazón debe haber sido hermoso y fuerte. Desearía que la vida que salvó hubiera sido la de mi hermano.


Este tipo de estrujamiento del corazón es el que busco cuando leo este famosísimo blog. Algo de consuelo y liberarse un poco es lo que impulsa a miles de personas a enviar sus postales.

Recién se abrió un blog un poco menos espeso, pero con el mismo espíritu: liberarse de secretos, pero en forma de placeres culposos. Cualquiera puede publicar sus placeres que le daría pena admitir en público, con total anonimato, sólo deben enviar un correo electrónico a placeresculposos@gmail.com No se pondrá su nombre ni dirección de correo. La invitación está abierta.

20080924

En que se habla de sueños


Hoy soñé que tenía una herida en la pierna y mi labor en la oficina donde trabajo era cuestión de obediencia militar. La herida tenía sangre seca, fresca y viscosa, los vellos enredados estaban pegados a la piel, que tenía un color que no debe tener la piel sana. Por disposiciones que no comprendo y que no cuestioné (estaba soñando, ya saben cómo es eso) se decidía que lo mejor era amputar la pierna, un poco abajo de la rodilla.

Todo esto pasaba en mi lugar de trabajo. A veces uno sueña que está en casa o en otro lugar, pero el lugar del sueño no corresponde al de la realidad, pero en el sueño uno sabe que, efectivamente, ésa es su casa. Pues no era así, soñé con la oficina tal cual es.

Total que le hablaban a un doctor, él venía a la oficina y me veía la pierna, sin siquiera tocarla, y decía "mejor voy a cortar la otra, ésta todavía puede salvarse" y yo pensaba "tiene sentido, si puede salvarse para qué cortarla". Entonces una enfermera empezaba a amarrarme un trapo en la boca y me decía que lo mordiera. Yo interrumpía al ver el oxidado serrucho que el doctor estaba sacando de un maletín negro, como deben ser todos los maletines negros de los doctores, y como seguramente era el maletín de Farabeuf.

Le decía "nel, yo quiero que me duerma, no anestesia local, quiero que me duerma" y el doctor replicaba "es que así es más fácil y más rápido". Yo contestaba que no me importaba, y que ciertamente no sería más fácil para mí. La jefa intervenía y decía que mejor lo dejáramos para el día siguiente. Yo sospechaba que su decisión tenía que ver con la carga de trabajo del departamento, pero no decía nada, significaba un día más con mi pierna y que podría despedirme de ella apropiadamente.

Durante el resto de la jornada laboral lloraba porque era el último día con las dos piernas. Al salir del trabajo pensaba que en realidad era absurdo que me amputaran la pierna si había posibilidad de salvarla, pero más ridículo era que me cortaran la sana. Y pensaba "mañana se los diré, no dejaré que me corten la pierna, además, fuera de la herida, no le veo nada malo".

Apuntes:

*Durante todo el sueño la pierna no me dolía ni nada, en el sueño no sentía molestia de ningún tipo.

**Acababa de leer un pasaje en el que unos mongoles desollaban a un hombre vivo y el recuerdo quedó vivamente impreso.

***Mis dos abuelos tenían diabetes y a ambos les amputaron las piernas.

****La referencia a Farabeuf, aunque se me acaba de ocurrir, no es gratuita, quien leyó el libro de Salvador Elizondo sabe a qué me refiero. Además, también hay una tortura (pero china) descrita gráficamente.


Si en la noche regresa el doctor, a quien llamaré Farabeuf, ya les contaré de a cómo nos toca.

20080918

En que Armandís habla de sí en tercera persona


A lo lejos, los árboles, los carros, los edificios se veían con una nitidez inusitada. Armando se detuvo a mitad del puente peatonal para analizar el fenómeno. El día estaba nublado, pero el horizonte adquiría una profundidad pocas veces vista. La luz era extraña, era como si no existiera; por supuesto que la había, de otra forma no se habría visto nada, simplemente sucede que –pensó después– las cosas se ven como si se hubiera levantado un velo, una cortina que no dejaba apreciarlas por completo. Eso era, lo cerrado del cielo no permitía el paso de la luz directa, la luz que hace entrecerrar los ojos o poner una mano hábilmente extendida sobre las cejas, la luz que obliga a usar lentes oscuros, la luz reverberante de los días de verano, la luz que hacía ver blanquísimos los azahares de la niñez.

Apresada, permanecía estática entre el Arriba y el Abajo, no lastimaba la vista, sino que la alargaba y dibujaba mejor los contornos, las sombras del rostro proyectadas por el propio rostro; las líneas y nervaduras de las hojas palpitantes, las ramas meciéndose; los cortes rectos, predecibles, de los edificios; los nerviosos autos, surcando la carretera.

Armando, parado ahí, viendo pasar a la gente que no parecía darse cuenta del fenómeno, se sintió secretamente feliz por un momento.

20080828

Golondrinas

Regresaron las golondrinas. Hace un año escribía haikus sobre ellas y un bosque con un camino rojo, y después de las comidas subía a la azotea a verlas volar, luego hablaba por teléfono y planeaba cenas y todo era hermoso. Hoy todo sigue bastante igual, sólo que lo veo con ojos distintos, ya tengo horario distinto, no subo a la azotea, no hablo por teléfono y no planeo nada. Pero las golondrinas no saben de estas cosas, ellas siguen cortando la neblina con sus alas, para ellas la única diferencia es la enorme estructura metálica que, según su creador, es una araucaria.

20080729

Armandís está...

Qué hacer cuando no tienes ganas de hacer nada. Los amigos me dicen pues sal (del verbo salir, no de cloruro de sodio-NaCl), pero precisamente no tengo ganas de salir. Tampoco de leer o de caminar o de tomarme unas cervezas.

Quiero creer que son las vacaciones, que me cierro al exterior y que reposo en mí, me nutro de mí, viendo hacia dentro, me tomo vacaciones del mundo e, incluso, de mí y de mis deseos.
Pero ¿y si no son las vacaciones? Y si algo se rompió dentro de mí, digamos, el resorte de las ganas de hacer cosas.

Quizá es la sibutramina, pero los síntomas los acusaba desde antes. ¿Y si regreso al trabajo y sigo con esta apatía de días sin bañarme, sin rasurarme?

No estoy triste, sorprendentemente. Estoy... no sé.

20080703

Ese que no soy yo

A menudo he fantaseado con ser otro. Y no ser otro sólo por serlo, sino ser alguien radicalmente distinto a mí. Me interesan los aspectos físico y mental. Incluso he pensado en el extremo: ser chaparrito, pelón, de lentes; o ser un completo idiota, cínico, corrupto y espurio.

Pero no sólo habitar esta energía que soy tras los ojos de alguien más, conservando mi conciencia; sino ser, en cada célula e impulso neuronal, esa otra persona.

Creo que lo llamativo para mí, en estas suposiciones, es experimentar otros tipos de conciencia: la conciencia de no tener nada, de no saber qué comeré mañana o dónde dormiré; la conciencia más apremiante de la salud, en el lecho sudado y oloroso, con dolores, con oleadas de malestar; la del deportista que ve lejanas sus aspiraciones sin importar lo duro que entrena o, por el contrario, del deportista exitoso; la del laureado profesor; la del ladrón, del malhechor necesitado que no sabe hacer otra cosa o la del que no quiere hacer otra cosa; del que hiere a alguien por gusto; de los estúpidos policías que, en vez de jalar, empujan; la conciencia del antropólogo que por primera vez se lleva a la boca un Psilocybe mexicana o cubensis; la del nuevo rico que todavía experimenta una corriente de endorfinas al comprar lo que antes no podía; la de la niña que espera un bebé, sin desearlo; la del escultor que vende su primer obra; la del jefe que es buena persona, pero no puede mostrarlo a sus empleados; la del bloguero(a) que escribe diario; la conciencia del anónimo que se toma muchas molestias para molestar; la del asesor de tesis que envidia a su asesorado; la del que incurre en acoso sexual; la de la acosada; la del que tiene dos trabajos y, además, es taxista; la conciencia de un vendedor de quesadillas; de un grupero, un reggaetonero; de un emo; de alguien con un título nobiliario; de un ciego; de un personaje de novela que se sabe personaje.

O experimentar la conciencia de otros seres: la de los árboles, de sus hojas ligeras y próximas a caer, de sus troncos torcidos o rectos, robustos o frágiles, de su savia palpitante; la de las luciérnagas y su búsqueda; la vertiginosa conciencia de las golondrinas; la de la mariposa que se esconde tras la puerta; la del gis que cumpliendo su propósito se consume; la de un libro, mientras alguien recorre su lomo con el dedo, o le hace cosquillas entre las páginas; la de un vaso, ¡Mas qué vaso —también— más providente!

O tal vez sea que, motivado por mis inconformidades, ansío dejar de ser yo mismo por un momento.

20080619

Armandís piensa en el futuro (del subjuntivo)

¿Y si me decidiere a enderezar mi vida? Si, por ejemplo, dijéramos, me metiere por fin al gimnasio e iniciare un régimen. O, no sé, empezare con la tesis y el servicio o dejare este trabajo, o si buscare una beca y me fuere del país o le dedicare ocho horas diarias a escribir y leer, ¿qué?

¿O si limpiare mi recámara con la regularidad de antes e hiciere lo que tengo que hacer cuando lo tengo que hacer?

Y ya hablando de la escritura, ¿y si retomare alguna de las tres novelas hasta acabarla?, ¿o hiciere el volumen de cuentos, o el de poemas?

O si, por el contrario, regresare a Mina y trabajare en la Refinería General Lázaro Cárdenas con un sueldo mínimo de doce mil pesos al mes, consiguiere una mujercita bonita, aunque tonta, y me dedicare a darle nietos a mi madre y a crecer mi panza cervecera, ¿qué, entonces?

O si ahorrare y no comprare tantos DVD que luego ni veo, o si, simplemente, pensare en el futuro como si me importara, y dejare de estar a la deriva, a la buena de Dios, que le dicen, ¿qué?

20080618

El lado amable de la censura

No toda la censura es mala; la impuesta por algunos gobiernos autoritarios o por aquellos que buscan ocultar algo que perjudique su beneficio personal por supuesto que lo es.

Pero las hay que buscan algún tipo de bienestar distinto del propio, la que no es egoísta, la que impone el decoro de no mostrar cuerpos mutilados en la televisión; o la que calla para no lastimar, como un amigo que no dice la verdad; la que omite para no humillar; la que procura no mostrar horrores a los que nada pueden hacer para solucionarlos; la del ataúd cerrado; la que cubre la desnudez de los ancianos y obvia la estupidez de los necios. La autocensura que convence al escritor de no incluir en su biografía aquel periodo de la adolescencia en que se masturbaba como mono.

Dicen los gringos ignorance is bliss, y temo que a veces estoy de acuerdo.

Pensaba borrar este blog una vez que no tuviera nada que decir acerca de ti, pero me ha servido de terapia y me encuentro mejor. Lo conservaré, y ya no hablaré de ti más, me censuraré, aunque de cierta forma estarás presente en cada post. Para mí, respecto de ti, M., lo mejor es el silencio.


Well, it's been a long time, long time now
since I've seen you smile.

Beirut, Nantes

20080506

Hoy volví a verte, lo cual no es raro ni curioso, lo curioso fue que pensé, un poco antes de pasar por tu trabajo "la voy a ver", y sí, ahí estabas, de espaldas, con una blusa amarilla y tu pelo suelto. Curioso también fue que me dio gusto verte, no sentí la punzada dolorosa de otros días.

Ultimamente he pensado en mandarte con la amiga los doce poemas que te he escrito, "es lo mínimo que puedo hacer", pienso. Una vez platicamos sobre el derecho que tiene sobre el poema la persona que lo inspiró, y repito, lo mínimo es que lo conozcas. Sin embargo, un amigo me hizo notar que no había pensado en las consecuencias. Yo sinceramente pensé que no las habría, no es mi intención que los poemas te hagan cambiar de opinión sobre lo que sientes por mí, dada la seguridad con que me dijiste las cosas que me dijiste ese día. Reparé, no obstante, en que tal vez te enojarías conmigo por no dejarte en paz, o que te sentirías halagada, pero no aceptarías el sentimiento, o tal vez, te sentirías triste, nostálgica; pero lo dudo. Pretendí que no me importaba si los leías o no, si te gustaban o si los odiabas, si los guardabas primorosamente o si los destruías, pero sí me importa.

Ahora no sé qué hacer.

También está la cuestión de que si te amo/amaba tanto, por qué no luchar, por qué me di por vencido tan pronto. ¿Es parte de ese amor el respeto por tu decisión?, ¿o es excusa para rendirme? ¿Ya me rendí? Esta decisión de darte los poemas ¿es un primer paso?, ¿qué espero lograr con ello?, ¿vale la pena?

20080424

Camino al trabajo un autobús del Museo Interactivo de Xalapa repleto de estudiantes con uniformes amarillos me cedió el paso.

Y yo no sé ustedes, pero yo acostumbro saludar cuando me saludan. Pues bien, un grupo de estos niños me saludó y les devolví el saludo. Creo que no se lo esperaban o tal vez venían jugando algo, pues el alboroto fue evidente. Tal vez se reían de mi camisa hawaiana con colores varios, chillones todos. Si fue esto último, me tiene sin cuidado.

Las policias que cuidan la entrada de mi edificio vieron todo, me recibieron con amplias sonrisas aprobatorias.

Esos niños y niñas me alegraron el día, y eso que venía oyendo Travis, que ultimamente me pone mal. En fin, hasta en los polos sale el sol de vez en vez.

20080423

Hoy te vi y no me bajé del bus

Hoy te vi, ibas llegando a tu trabajo; mientras yo siga en mi trabajo, y tú en el tuyo, los ocasionales encuentros serán inevitables.

Ayer borré (casi) todas las fotos tuyas que cargaba en mi celular y en mi cámara.

20080422

EnDF


Quisiera pensar que no escribir ya tanto sobre ti es un indicador de que voy por el buen camino de la sanación, pero la verdad es que no he escrito para hacerme creer a mí mismo que pienso menos en ti, o que me duele menos esta doble soledad que me habita ultimamente.


Fui al DF. Concierto de Goran Bregovic con excelente compañía, sin querer. Estancia con una amiga. Paseos de varias horas por el centro histórico. En el metro vi a un EMO de verdad, como los de la tele, tenía los ojos claros y miraba como asombrado todo. En Motolinía vi una banda de ciegos tocar. En catedral un gato suelto y otro más en un área verde del Centro Nacional de las Artes. Vi un libro de una maestra en dos librerías de Donceles. En otra vi un libro de una antropóloga (de quien alguna vez hice un dictamen sobre uno de sus libros) en la sección de novelas. Desayuné en la terraza del Majestic, amanecía y la ciudad se veía limpia.

Por supuesto, me invadieron recuerdos de otras veces que he estado en DF. Paseando por el centro supe que soy de ahí, no lo sabía. Mi mamá y mis tías ahí nacieron, ahí vivió mi abuela muchos años y ahí conoció a mi abuelo.

Mostrando las fotos que recién había tomado me topé en más de una ocasión con fotos tuyas. En la madrugada, ya en Xalapa, borré todas las fotos tuyas que conservaba en la cámara.

El vino bordeaux cosecha 1998 que guardé tanto tiempo, y que pensaba abrir el día que fueras a mi casa, como varias veces me dijiste ("tenemos tiempo", decías), me lo tomé con mi amiga. Estaba excelente. Vimos la mitad de The Royal Tenenbaums, afortunadamente el sueño nos venció antes de llegar a las partes que me hacen llorar.

En este viaje decidí no pensar en ti como si estuvieras conmigo y sostener largos soliloquios. Me hiciste falta. Es mejor mi soledad contigo, que mi soledad sin ti.

20080308

Todas las cosas que les he dicho a los amigos, que estoy bien, que a veces siento como si me hubiera enamorado de ti a fuerza, que ya una vez te había perdido y por eso la segunda vez no fue tan dolorosa, que perderte era un riesgo que asumí desde el principio, que lo que más me dolía era la forma en que pasaron las cosas; todas esas cosas son puras mentiras: formas de eludir la verdad y el dolor que ella acarrea consigo.

No hablar de ello es, creo, un mecanismo para seguir sorteando la realidad.

La verdad es que yo sí te amaba, te amo dolorosamente, y no estoy bien sin ti.

20080306

Armandís, you are more desired than 21% of all people

"This email was sent by Social Profile:

In total, you were reviewed for dating 2 times and no people expressed interest in you.
You are more desirable than 21% of 23,341,683 people.

Last week you were viewed 1 time and no people expressed interested in you".


Lo único que me impide deprimirme por completo es el 21% que está por debajo de mí. ¡
Maldito Facebook!

:(

20080227

De Coetzee

Hoy me levanté a las 0500 para obtener una de las primeras consultas en la clínica del seguro que me toca, a las 0610 ya estaba esperando a la enfermera que da las citas y ya había dos personas antes que yo.

Espera en total de tres horas, mi compañero, un libro, como últimamente. Era El maestro de Petersburgo, de J. M. Coetzee, una novela que trata un pasaje de la vida de Fiodor Dostoievski, tiene mucho que ver con el dolor y el luto.

Reproduzco un fragmento:


"Si siguieras mi consejo, Fiodor Mijailovich, y confío en que no te importe que apeemos el tratamiento, si quieres saber cuál es el consejo de uno que ha pasado, por así decir, por la piedra de amolar, cede a tu pena, no la resistas, llora como una mujer. Ese es el gran secreto de las mujeres, eso es lo que les da ventaja sobre los hombres como nosotros. Saben cuándo ceder, cuándo echarse a llorar. Nosotros, tú y yo, no lo sabemos. Aguantamos, embotellamos la pena dentro de nosotros, la encerramos a cal y canto, hasta que se convierte en el mismísimo demonio. Y entonces nos da por cometer alguna estupidez, solo con tal de librarnos de la pena, aunque no sea más que un par de horas. Sí, cometemos alguna estupidez que luego habremos de lamentar durante toda la vida. Las mujeres no son así, porque conocen el secreto de las lágrimas. Tenemos que aprender del sexo débil, Fiodor Mijailovich; tenemos que aprender a llorar. Fíjate: a mí no me avergüenza llorar. El mes que viene se cumplirán tres años desde que sobrevino la tragedia. ¡Y no me avergüenza llorar!"


Ahora bien, mi problema no es el llanto, sino que creo que estoy, al menos en parte, en la negación. Quiero suponer que es pronto. Tampoco estoy de acuerdo con lo de sexo débil, pero hay que considerar el contexto.

Es que gran parte de mi vida, de las cosas cotidianas, se hallan aún inmersas en tu presencia: tu nombre aparece en todos mis correos electrónicos y en mi cartera; cargo tus fotos en mi iPod y en mi celular; en la cocina está el vaso de tu cena de graduación; entre mis libros habitan los recuerdos, en mi PC, en mis fotos del FB; eso sin contar que he visto cuando te conectas en el messenger, aunque he optado por no hablarte y permanecer como no conectado.

Si permanezco "embotellado", es en tu recuerdo, que me rodea casi como el dolor de no tenerte, no he eliminado o escondido lo que me recuerda a ti por miedo. El miedo a perderte ha tomado otro cariz, el miedo de mi vida sin ti, creo que a eso es a lo que me cierro con tanta vehemencia.

Y no pienso cometer una estupidez, no. Con las que cometí contigo bastan.

20080225

mourning

Sí, ya lloré un poco, pero el duelo no termina de llegar, estoy enfermo en casa y sólo salgo para lo más prescindible: mi inhaloterapia.

En un poema te escribí:

Afuera vives tú, sin mí
y yo te necesito para caminar
como a una muleta
como a una pierna
y te necesito para pensar
te necesito para respirar
para vivir
te necesito.



Otra coincidencia dolorosa: el lunes a las 0330 me desperté sin poder respirar bien. Antes, cuando despertaba a esas horas, decía tu nombre en la oscuridad y te imaginaba a mi lado, entonces ya no podía dormir, ese día no pude dormir por tu falta y la falta de oxígeno.

No he ido a trabajar, y la única utilidad que le hallo al trabajo estos días es que no pienso mucho, es decir, no pienso tanto en ti. Tengo demasiado tiempo para pensar, ahora no lo disfruto tanto, duele.

Aun así, a pesar de que ya pasó más de una semana, no he podido platicar con nadie como debiera, como siento, con cerveza o whisky y los detalles sórdidos y el llanto.

No sé qué espero, tal vez que el asunto no cobre la realidad que allá afuera tiene, tal vez espero que el mundo se detenga y por dos segundos en ese espacio mi dolor exista y yo lo abrace y lo acepte, entonces podré empezar a sanar.

Digo sanar, porque olvidarte, nunca.

20080223

Après moi le deluge

Anoche, después de cinco días de dolor contenido, pude llorar.

Estaba viendo un video de Regina Spektor en vivo, ella cantaba Après moi, y la letra canción tomó otro cariz para mí. Por ejemplo, la parte donde dice "You can't break that wich isn't yours", Regina obviamente se refería a mi amor por ti, el cual sólo depende de mí, y tú, como depositaria, no puedes modificarlo, a pesar de tu rechazo.

La estrofa completa dice:

I must go on standing,
You can't break that which isn't yours.
I must go on standing,
I'm not my own, it's not my choice.

Y esa parece ser mi consigna últimamente, I must go on standing, I'm not my own, it's not my choice; y aunque al principio fue mi decisión enamorarme de ti, es decir, dejarme llevar por lo que sentía, ya no es cuestión de decisión, ya no puedo "desenamorarme".

Pero la parte que me hizo llorar fue el fragmento de Boris Pasternak que canta en ruso

Fevrale dostat chernil i plakat.
pisat O Fevrale navsnryd,
poka grohochushaya slyakot,
vesnoyu charnoyu gorit

Y no, no es que sepa ruso, sino que antes había investigado el siginficado, y ahí, de noche, frente a la computadora y pensando en ti, me llegó el recuerdo de la traducción en inglés:

February. Get ink, shed tears.
Write of it, sob your heart out, sing,
While torrential slush that roars
Burns in the blackness of the spring.

Febrero, saca tu pluma y llora (ocurrió el 18 de febrero).
Escribe de ello, solloza tu corazón, canta (escribir es lo que he hecho).

Y no pude contener más ese llanto que pugnaba por salir desde hace varios días.

Un amigo me dijo que si no querías mi amor o te dabas la oportunidad de conocerme, tú te lo perdías, pero no me siento así. También me dijo que no hallarías quien te quisiera como yo, y sí te quiero mucho, pero creo que para mí es prematuro y presuntuoso decir eso, por acertado que me suene.

Dejo el fragmento en ruso. A un lado, bajo la cita de F. Tario, dejo la versión completa en ruso y en inglés, no hallé una traducción en español, y podría hacerla (del inglés, claro), pero sería traducción de traducción y no me parece. Cualquiera que guste de leer o escribir debe guardar respeto a la labor de los traductores.


Февраль. Достать чернил и плакать!
Писать о феврале навзрыд,
Пока грохочащая слякоть
Весною черною горит.

20080222

awareness

Camino al mío, todos los días paso por tu trabajo, es inevitable. En las mañanas veo a compañeras tuyas, sé que lo son por los colores, trato de no buscarte con insistencia, no sé qué haré el día que vuelva a verte.

El otro día salí temprano, pasé justo a la hora de la salida, abundaban los colores de tu uniforme, yo iba en el camión y me puse sumamente nervioso. La posibilidad de verte nuevamente, bajo ciscunstancias diferentes, me perturba sobremanera.

Si sé algo es que no me atrevería a bajarme del camión a saludarte, como aquel 13 de febrero, eran las 08:48 h. Y no lo haré no por miedo, lo peor ya pasó para mí, sino por no incomodarte. Te respeto profundamente, te dije, y ese respeto incluye la decisión que tomaste de dejarme fuera de tu vida.

Amigos que saben mi situación me han invitado a salir, yo les agradezco el gesto, pero en realidad no creo que quieran pasarse horas oyéndome hablar de ti, además, en estos días he estado cerrado al mundo, encerrado con mi dolor.

Y el dolor, que viene en pequeñas olas, con cada sutil detalle que delate tu falta, tu ausencia en mi panorama, el dolor que no termina de llegar, que se congela en la garganta y pesa en los ojos, pero no sale. El dolor.

20080221

En mi mente abundan los pensamientos del tipo "si hubiera hecho esto así, en vez de esta otra forma, tal vez, tal vez..."; pero sé que son ociosos y en nada me ayudan.

Fuera de eso, pensando en las cosas que pude haber hecho diferente, me topo con mi propia terquedad, dudo que hubiera actuado de otra forma, me lo advirtieron varias personas, y yo, digno, no hice caso.

Puedo pensar que yo mismo te alejé, o que en realidad nunca quisiste acercarte a mí, según me dijiste; aunque según recuerdo, actuabas de otra forma.

Cualquiera de las dos opciones me causa dolor por motivos diferentes. Me duele, además, la imagen que de mí guardaste. Y lo que no fue.

Y las palabras que no me permitiste decirte forman un nudo en la boca del estómago, un nudo vertiginoso que salta cada vez que leo tu nombre o veo una foto tuya (nuestra) o cuando alguien te nombra.

Y decirle a los amigos que no ocurrió lo soñado me duele no por desdecir lo dicho, por desandar los pasos, sino porque cada vez que lo admito se vuelve más y más real.

20080220

Al perderte he perdido parte de mí, sin duda e irremediablemente. Sin embargo, esa parte que deposité en ti, aun con tu renuencia, y que se fue con la esperanza de tenerte en mi vida, no me hace menos yo.

Aprendí algo, no sé bien qué, todavía. Pero sigo siendo, en esencia, el mismo.

Si una naranja se le quita un gajo no deja de ser naranja, lo mismo si le pone sal.

Y disculpa la analogía frutal, mis metáforas y analogías no son las mismas de antes.

Extraño la sensación de pensarte como una posibilidad.

20080219

De la euforia de estar enamorado he pasado a la miseria de estar solo. Qué conveniente ha resultado abrir esta blog y que me rechazaras dos días después.

Estaba dispuesto a afrontar el dolor, casi lo deseaba, todo con tal de experimentar la felicidad que me provocaba quererte, y volver a escribir y querer hacer cosas que ya no; y hablar del amor y de cómo no me importaba resultar lastimado en el proceso. He aquí que el dolor toca mi puerta y he abierto.

Te quiero a pesar de ti y de todo, si no cuento con tu consentimiento lo mismo me da, lo que yo doy no depende mas que de mí, allá tú si no lo quieres.

Decidí quererte más allá de la correspondencia, soy un hombre de palabra, aunque ello implique cumplir sólo conmigo, te quiero.

20080218

Si fuera más esbelto, más arrojado, menos insistente, o tuviera los ojos de otro color; si fuera otro, ¿te gustaría?

¿Qué debo hacer para que me quieras?

Sólo dilo.